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martes, 18 de octubre de 2016

Aire Floral en Granada


 Hoy escribe para nosotros una gran amiga, María Leyva.

María y yo somos amigos desde hace años. María es granadina de nacimietno y una enamorada de esta ciudad, de sus calles, su arquitectura, sus plazas, su luz, su aroma, su arte  y su cultura, una cultura que ella siente y vive.

María nació en Granada y estudió aquí la carrera de Farmacia, pero su profesión científica no pudo dejar de lado por mucho tiempo su pasión y vocación por las letras, de la que se declara una enamorada y no solo lo declara, lo vive. María escribe de forma permanente para la revista digital Neupic, escritora ocasional para varios medios físicos y digitales; además, desde  hace algún tiempo junto con otros compañeros gestaron la iniciativa Leeyve de micro cuentos personalizados para niños. Escribe poesía, canta y forma parte de una compañía de teatro. María es como su amado Lorca una mujer todo terreno.

Hoy nos presenta este fabuloso artículo, el que esperemos que sea el primero de muchos, en el que nos presenta la ciudad que ama, la ciudad de Granada, desde un punto de vista el cual muy poco conocemos, desde el punto de vista floral. Porque como todos sabemos Granada es muchas cosas, sus calles, su gente, sus plazas, sus edificios, sus barrios, pero también es sus flores y sus plantas que no solo le dan a la ciudad una aroma único sino que también son el motivo de que Granada tenga esa luz tan especial.

A continuación y tras esta breve presentación os dejo con este artículo que ha titulado "Aire floral en Granada". De nuevo gracias María y recordarte que desde Mi Rincón en Mi Jardín tienes tu casa y tu pequeña ventana.

Aire Floral en Granada, María Leyva.

         " En tiempos en los que en nuestro Reino empezaba a no ponerse el sol, el gran Emperador,
         que elevó el nombre de España hasta lo más alto, trajo hasta Granada aquella flor persa que
         ofreció como presente a su Emperatriz: Isabel de Portugal.
         Protagonistas de un increíble e inusual – para aquellos tiempos en las Cortes-
         historia de amor, los emperadores, instalados en Granada, vivieron sus primeros años de
         feliz matrimonio. El magnánimo Carlos I de España y V de Alemania mandó plantar en los
         jardines del mirador de Lindaraja unas semillas persas como muestra de infinito amor hacia
         su mujer, la única por la que suspiró a lo largo de su vida. Así llegaron los claveles a Granada.
         Y es por este motivo por el que conocemos a Isabel de Portugal como la Emperatriz del clavel.
         Fue el clavel símbolo de revolución y protagonista de una letra de copla en la que se describe
         tan rojo y tan cercano a la orilla de su boca que, irremediablemente, terminamos poniendo
         la vida – y todo nuestro interés- en él. Asimismo, los tunos rondaban alabando los claveles
         de la vega de Motril.
         Tal vez, por todo esto, podemos considerar el clavel (Dianthus caryophyllus) como flor
         de pasiones desmedidas y amores encendidos y verdaderos. El rojo clavel.
         Y del carmín al blanco impoluto del nardo ( Polianthes tuberosa), alguno, travieso, moteado
         rompiendo su pureza. Varas largas decoran y perfuman el septiembre granadino.
         Mes que huele a acerolas y sabe a estas flores que le cantan entusiasmadas a la Patrona
         de la ciudad nazarí.
         Desde un rincón de Granada, donde habitan los naranjos, se desprende aroma a azahar –
         el nombre de esta flor procede del árabe-. Sitos al lado de San Jerónimo, estos árboles
         con sus flores se hallan custodiados por los restos de Gonzalo Fernández de Córdoba: 
          el Gran Capitán. Todos los meses del año, hay un olor que vicia el aire de nuestra ciudad.
         El arrayán ( Myrtus communis ).
         Ocupan su lugar principal en el Patio de los Arrayanes, en la Alhambra. Reflejándose, 
         presumidos, en el agua, bajo la luz del sol; con el reflejo de la luna.
         El arrayán, de la familia de las mirtáceas, llamado también mirto. De un color verde vivo
         se agrupa en bloques para contrarrestar con la blancura y el ladrillo rojo de aquel patio.
         Por tanto, si damos un paseo por la Historia de Granada – desde el siglo XVI, en este caso,
         hasta nuestros días- podremos admirar, disfrutar y contemplar con cierta estupefacción,
         el colorido que estas flores y arbustos que he escogido para mi primer caminar por estos lares.

        
         Gusten y recréense."